Solo tenemos una vida y todos queremos vivirla al máximo. No te arrepientas, no te quedes con sueños por cumplir.
Todos soñamos con ser ridículamente felices y tener todo lo que queremos y podemos pensar. ¿Y sabes qué? No hay absolutamente nada de malo en querer todo esto. ¿Quién no lo querría de todos modos?
Pero, a menudo, mientras perseguimos plazos y metas, olvidamos, probablemente, lo más importante de todos: nuestros pensamientos son eléctricos y nuestras emociones son magnéticas.
Juntos conforman el campo electromagnético que nos rodea que atrae cosas en nuestras vidas.
En otras palabras, atraemos lo que ponemos allí. Lo que creamos sin pensamientos ni sentimientos.
La única y verdadera clave para obtener todo lo que desea es ayudar a otras personas que luchan en la misma batalla que usted, incluso si lo hacen en entornos y situaciones diferentes y en circunstancias diferentes.
Si buscas amor, tienes que empezar a dar amor. Primero y ante todo a ti mismo, y luego a todo ya todos los demás a tu alrededor.
Si lo que buscas es la seguridad en tí mismo, brinda a alguien más el apoyo que necesitas. Tú creas tu propia realidad mientras vives y respiras en este planeta.
Comienza el ciclo de recibir las cosas que deseas a medida que las entregas en abundancia. El Universo conspira para que seas feliz.
A veces, puede parecer que nada está funcionando a tu favor, pero confía en mí, es para tu mayor bien. No creo que te moleste un poco de aguas turbulentas si terminas navegando tranquilo y sin mares.
Todo quiere verte como un ganador, pero empiezas a atraer estas victorias cuando devuelves. Comienzas este proceso.
No acaba simplemente con que recibas cosas. Tómese un momento y piense en el cambio que logrará en el mundo, llenándolo de amor y positividad y creando un espacio que sea verdaderamente puro y saludable.
Algunas veces las cosas pueden ir mal, pero debes recordar que el universo siempre tiene un diseño, un plan. Solo necesitas ponerlo en movimiento creando una atmósfera de dar.
Es como el océano: todo lo que hemos arrojado a sus aguas, las olas lo traen a la orilla