Aprende a sanar con la ayuda a los Angeles

Las diferentes religiones monoteístas del mundo coinciden en decir que los ángeles son espíritus puros creados por Dios antes que los seres humanos.  También los reconocen como los mensajeros de Dios y colaboradores en el plano divino. Son la energía lumínica que intercede entre la divinidad y los seres humanos. De hecho la palabra ángel deriva del vocablo griego angelos que significa “mensajero”.

Los ángeles son emanaciones súper lumínicas de Dios, todo Amor. Por eso, saben mejor que nadie lo que cada uno de nosotros siente en el fondo de su corazón y nos ayudarán a reparar heridas, unir almas gemelas, abrir caminos de paz entre nuestros compañeros de trabajo, vecinos o amigos y brindar la asistencia necesaria para que el amor triunfe enla Tierra.

Descubrir a los ángeles nos maravillará y nos dará la fuerza y la seguridad necesaria para poder emprender las tareas de cada día. Todos tenemos algo de ángeles, y esa misma energía que los conforma también está en nosotros. Sólo debemos descubrirla y animarnos a exteriorizarla, expandirla y multiplicarla para sanar heridas del alma, ya sean las propias o las de nuestros seres queridos.

La sensibilidad de los ángeles

Para acceder  a un contacto más directo con la sensibilidad angélica, que supone una vibración altísima y luminosa, deberá primero tratar de expandir su propia luz, que es de idéntica vibración. Recuerde que aunque no logre hacerlo en sus primeros intentos, eso no significa que los ángeles lo hayan abandonado. Por el contrario, siempre estarán a su lado, haciendo que la luz de su espíritu resplandezca.

Cómo comunicarse

A continuación se explica un ejercicio que podrá llevar a cabo para entrar en contacto con estos seres.

Se necesita:

  • 1 vela blanca
  • 3 sahumerios: sándalo, vainilla y benjuí
  • 1 hornillo
  • Aceite esencial de jazmín
  • Música espiritual

Procedimiento:

Elija un lugar tranquilo, libre de ruidos y siéntese cómodamente. Encienda los sahumerios y el hornillo, en el que habrá colocado unas gotas de aceite esencial. Ponga música. Con total solemnidad y apertura de corazón, encienda la vela, símbolo de Luz Divina.

Cierre los ojos y trate de meditar y de visualizar cuando era niño.  Recuerde sus temores, pero también sus alegrías. Ame a ese niño que es usted mismo, vivéncielo para percibir su esencia. Ahora, llegó el momento: Llame a su ángel, el que usted sienta que lo ayudará a lograr su propósito. Primero, diga esta oración: “Ángeles custodios, quiero ser uno con Él y seguir el camino que me llevará a su Gloria. Irradien Amor en mi corazón”.

Luego deje la mente en blanco para poder recibir su respuesta. Deje fluir el tiempo y relájese mientras hace contacto. Quizás la primera vez no sea muy intenso. No importa. Repita en días sucesivos el ejercicio hasta que note la conexión. Sea constante, continúe hablando con ellos, aunque sus problemas hayan sido resueltos.

El perdón cura…

Nada mejor que nuestro Ángel personal para reconciliarnos con los demás. Para conectarse con él deberá hacer lo siguiente:

Encienda tres velas: una rosa, una blanca y una celeste, formando con ellas un triángulo equilátero.

Escriba en un papel el nombre de la o las personas con las cuales desea reconciliarse y rodéelo con un círculo hecho con tinta dorada. Ponga el papel contra las tres velas encendidas y diga: “Ángeles custodios, seres de Luz, díganle a mi Padre que quiero ser Uno con Él y seguir el camino que me llevará a su Gloria. Irradien amor en mi corazón para poder ver a (nombrar a la persona) y a mí mismo con el verdadero amor, que todo lo sabe, que todo lo puede y que todo lo perdona”.

Recibir el don de sanar

Al Ángel Rehael se lo invoca para activar el don de la sanación, pues se asegura que quienes curan con las manos acostumbran hacerlo bajo su divina licencia. La condición es unir oración, buena predisposición mental y pensamientos positivos.

Esta sencilla ceremonia equilibra, en primer término, las energías dispersas del propio sanador y, de ese modo, lo prepara para ser el canal por excelencia de la fuerza curadora de Cristo. Si usted es un sanador o desea sencillamente ayudar a un ser querido que no está bien de salud física o emocional, recurra a este ejercicio y ponga toda su fe para conseguir el objetivo.

Proceda de este modo:

Escriba en un papel grande su nombre completo. Debajo de él, anote las siguientes frases: “Estoy en armonía con el Universo: Dios me ama. Estoy hecho a su imagen y semejanza, por lo tanto soy un ser de luz”.

Coloque sus manos por encima del papel, sin legar a rozarlo. Solicítele a Rehael, por medio de una plegaria, que le otorgue el don de transformarse en un canal de energía curativa.

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