Querido amigo Aries. Menos mal que hicimos este listado sin preguntarte porque sólo con que te lo hubiéramos anunciado, ya nos habrías estado metiendo prisa. Y es que te encanta leer sobre ti, ser el centro de atención. Muy en tu estilo infantil. Y tan noble como agradecido.
Ahora ya tenemos aquí para ti todo ese montón de adornitos de tu persona con los que debes sentirte bien orgulloso. Nos estamos imaginando tu gran sonrisa al leer esto. Te va a gustar todo. Algunas cosas no las sabías y te vas a arrancar con un ¡anda, es verdad! ¡Pues vamos allá!
Aries, siéntete orgulloso:
• Porque cuando aúnas tu capacidad de liderazgo, tu ímpetu y tu rapidez, consigues ser el primero de los primeros de los primeros. Vamos, que te sales.
• Porque contigo no hay proyectos imposibles ni frenos para conseguirlos. Da igual la hora del día, el cansancio o la falta de apoyos. Tú te remangas y empujas aunque sea con tu cabeza.
• Porque resultas sorprendente cuando puedes dejar tu inconstancia y pelear por algo sin parar hasta conseguirlo.
• Porque nunca dejas a nadie con la duda de saber algo. Si te preguntan, contestarás. Y si no te preguntan, dirás lo que piensas de todas maneras.
• Por tu gran valor, tu valentía (aunque estos se hubieran entendido mejor en otras épocas pasadas).
• Porque lo pones muy fácil para que los demás sean sinceros (aún a costa de que te hagan daño con lo que te digan).
• Porque eres capaz de renacer y reciclarte donde nadie ya apostaba por ti. Eres como el malo de la peli que revive una y otra vez (aunque no eres malo y como te den un tiro, te mueres, pero de pensar en lo que dolerá).
• Porque en situaciones límite, tu rapidez puede ser fundamental para conseguir que la situación no sea un desastre.
• Porque se te va toda la fuerza por la boca (gracias a dios). Por las malas, dices todo lo que piensas; pero se te pasa rápido si alguien te pide perdón o te hace una caricia.
• Porque con las relaciones sentimentales eres muy bueno acelerando para que se concreten o dándolas por terminadas, cerrándolas y tirando la llave al río.
• Porque en vacaciones eres el amigo que todo lo organiza, que se levanta el primero para planificar el día a día del grupo y se acuesta el último controlando los detalles, repasando la jornada y preparando la siguiente.
• Porque tus enfados en cuestiones de amor son muy desproporcionados (horror) pero una vez que te calmas, traen consigo reconciliaciones también desproporcionadas (esta vez para bien).
• Porque cuando debes hacerlo te levantas antes de que pongan las calles y comienzas a funcionar cuando aún no hay ni tráfico.
• Porque a veces tu impaciencia y rapidez te impiden pararte a pensar o tener miedo. Y consigues lo que no tendrías de haber hecho lo contrario.
• Porque tienes capacidad para estar en varios frentes al mismo tiempo. Y si falla uno pues tienes otro (como quien reparte su inversión en Bolsa, y nunca pierde todo).
• Porque tu ilusión y tu entusiasmo te sirven para apartar de tu vida a ciertas personas: todas las que te roban tus ilusiones y te restan entusiasmo. Ojo por ojo, diente por diente.
• Porque tu capacidad para perdonar es tan grande como tus enfados. ¡Viva la ley de la compensación!
• Porque como amante eres capaz todo: donde falta calidad, pones cantidad, donde falta cantidad, pones entusiasmo, donde falta entusiasmo, te lo sacas de tu chistera.
• Porque tu orgullo te sirve para soportar los palos de la vida. Te hace más fuerte y te justifica (y si no te justifica, te justificas tú).
• Porque antes de que se te hayan curado las heridas de alguna derrota ya estás peleando por conseguir ganar otra batalla (sólo eres alguien fuerte que aguanta lo que le llega).
• Porque eres tan independiente que toda tu fuerza viene de ti. Tu te bastas y te sobras para tirar pa´lante, (bueno, con alguna ayudita, pero básicamente, no necesitas a nadie más).
• Porque eres experto en liberarte de algunas cargas del pasado, de miedo o rencores. ¡Fuera equipaje, y a volar!
• Porque tu espontaneidad y tu frescura ayudan en muchas situaciones enrarecidas y viciadas.
• Porque sonríes si estás solo; te gusta tu independencia. Pero también sonríes si estás acompañado; te gusta la gente y te hace feliz su compañía.
• Porque sabes dar marcha atrás si de verdad ves que has hecho daño a alguien (pero tienes que verlo, no te fías mucho de las lágrimas de cocodrilo).
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